lunes, 2 de julio de 2012

Turismo y movilidad urbana "ad hoc"


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En anteriores entradas de este blog he descrito la evolución que hay del transporte hacia la movilidad, un cambio que no se produce por sustitución de valores y conceptos, sino por la suma de nuevos a los ya existentes, ampliando la visión de este fenómeno. Si al interés que para el transporte y la movilidad tienen el tránsito o el confort, le añadimos la religancia y la salud estaremos avanzando en un concepto de movilidad que no estará negando el pasado, sino enriqueciéndolo con su evolución. Estos cambios se producen como consecuencia de una percepción social más ecológica y más madura de nuestro sistema económico y de la ideología imperante, que se muestra en otros ámbitos sociales como el planetfriendly o el slow food.

George Amar incide en la idea de que la movilidad es parte integrante de la ciudad. La adherencia de cada modo de transporte liga a sus usuarios, en mayor o menor medida, al territorio y probablemente influirá en las relaciones que crearemos al desplazarnos. Cuando decidimos movernos no queremos ir solamente de un punto inicial al punto final; en muchas ocasiones también deseamos hacer un uso diferente de nuestro tiempo. Esta concepción del tiempo mientras viajamos es de extrema utilidad para uno de los sectores económicos más importantes en España: el turismo. Vamos a fijarnos en el uso que el turismo hace de algunos aspectos relacionados con la movilidad.

El turismo  tiene en el tiempo y en el paisaje a dos de sus principales recursos económicos y la movilidad, en su sentido más amplio, es el vector que los pone a su disposición. Por tanto, no resulta extraña esa clara integración que el sector turístico tiene con el transporte. En este artículo me centraré en el turismo y su movilidad urbana más peculiar.

La movilidad supone un activo esencial para el turismo cuando lo vinculamos al placer (conducir un vehículo, esquiar, patinar, escalar, caminar...) el placer de desplazarse es un valor que explotan muchas empresas turísticas como veremos más adelante. El turismo se enmarca alrededor de unas actividades que están centradas en la movilidad que puede ser activa como pasear caminando o en bicicleta, o bien pasiva tomando un automóvil o alquilando una motocicleta. La movilidad es capaz de atraer a muchas personas y consumir un tiempo atractivo y placentero para ellas. El ejemplo más claro de movilidad y uso del tiempo como ocio lo encontramos en los cruceros y los trenes turísticos, donde se aprecia claramente la combinación del tiempo y del paisaje bajo un denominador común que otorga un sentido especial a ese viaje: el itinerario, que se contrata con un valor en sí mismo; no se paga tanto la distancia recorrida sino el tiempo y el servicio disfrutado.

Los lugares utilizados por el turismo crean su propia movilidad para responder a las necesidades de este tipo de actividad económica. Aparecen peculiares medios de transporte que sólo tienen sentido si hay turistas. Las fotografías que a continuación presento las realicé en un área muy próxima al puerto de Barcelona con un intenso uso turístico. Destacaría la promiscuidad de medios de transporte que ofrece  la ciudad  en esos lugares para que los turistas puedan conocer su entorno en un breve periodo de tiempo. Necesité menos de una hora para fotografiar los múltiples modos de transporte que por allí circulaban.

trixi
Trixi cerca del puerto de Barcelona

rickshaw
Versión barcelonesa del rickshaw indio
Pero este sector económico también tiene aspectos negativos que no hay que olvidar. El turismo tiende a consumir espacios muy concretos de las ciudades (normalmente los más significativos simbólicamente) y además, se produce de una manera muy concreta en el tiempo. El uso intensivo de estos espacios incrementa notablemente los problemas de movilidad entre turistas y ciudadanos autóctonos. En un artículo del diario La Vanguardia "Ciutat Vella Low cost" (11-junio-2012) se hace eco de esta problemática en un barrio de la ciudad de Barcelona. En ese artículo se destacan conceptos como la vulgarización de la ciudad con la aparición de rutas turísticas en torno al alcohol, derivado de un fenómeno procedente del turismo de masas globalizado, que puede afectar a la convivencia y la cohesión social en los lugares más afectados. Otro ejemplo muy claro en Barcelona sería el uso intensivo del espacio  en las inmediaciones de la basílica La Sagrada Familia, donde el aparcamiento de autocares y los grupos de personas guiados congestionan diariamente los aledaños del monumento, haciendo necesaria la intervención de las autoridades para ordenar el uso de ese espacio público.

Carruaje turístico
Carruaje destinado principalmente para uso turístico.

Visitas guiadas utilizando segway.

Las golondrinas
Puerto Barcelona, Las golondrinas

Barcelona Bus Turístic
Bus Turístico
Por otra parte, la movilidad urbana generada por el turismo puede ser una realidad parcialmente desconocida para muchos de los ciudadanos residentes en otros lugares de la ciudad, pues sólo se cruzan con ella de manera puntual en alguna calles y plazas. Y otro aspecto que llama la atención es que una mayoría de las nuevas actividades vinculadas con la movilidad turística propias del turismo de masas se reproducen de igual manera independientemente de la ciudad del mundo donde nos encontremos: Gocar, Tuk-Tuk, Vesping, Ricksaw, Trixi, Segway, autobuses turísticos... es una movilidad urbana diseñada para turistas.

Un último apartado que comentar de la movilidad y el turismo se refiere a la paulatina implantación de la movilidad digital, Internet y la geolocalización de cualquier lugar. Esta relación se está desarrollando a partir de un novedoso concepto: la infomovilidad. El mundo virtual está repleto de información que explica cómo, cuándo y a dónde nos podemos desplazar, una información que está disponible para miles de millones de seres humanos, creando una potencialidad  que puede llegar a ser exponencial y provocar un turismo de masas. Los lugares que vemos a través de las pantallas de un ordenador, un smartphone o un tablet-pc pueden generar en muchas personas (por circunstancias que en ocasiones son difíciles de explicar) la necesidad de ir y estar allí. Este fenómeno propio del mundo on-line está reactivando la movilidad en el mundo físico (off-line). La infomovilidad está creando para el turismo nuevas oportunidades, actividades e intercambios entre individuos que viajan de y hacia cualquier parte del mundo.

Por cierto, si la crisis no te ha golpeado muy duro ¿ya has pensado a dónde te vas de vacaciones?





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