sábado, 1 de febrero de 2014

¿Qué política de precios se está planificando para el transporte europeo?



Recientemente se han visto alborotos en Bretaña por la inminente implantación en Francia de la euroviñeta (eurovignette) (en Estados como Alemania, Austria,Suiza, Portugal, Chequia, Polonia, Eslovaquia, Bulgaria, Hungría, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca y Suecia esta eco-tasa ya ha sido implantada.) Las últimas noticias al escribir este post es que el gobierno francés ha decidido aplazar su implantación. Por otro lado se rumorea que el gobierno alemán se plantea cobrar a los turismos extranjeros por utilizar sus autopistas, hasta el momento gratuitas. Las crisis más tormentosas suelen desencadenan fuertes vientos recaudatorios. Los gobiernos europeos comienzan a adoptar disposiciones en un sentido muy claro: "se paga por el uso" y "quien contamina paga" siguiendo las disposiciones que desde hace un tiempo vienen desarrollando diversas directrices de la Unión Europea. La última actualización del libro blanco del transporte (2011) establecía el camino que se pretende seguir para reestructurar el sector del transporte. Una de sus disposiciones más claras en es que se realizará un cambio del sistema tarifario y tributario en el sector.


El documento al que me refiero es el libro blanco sobre el transporte que realizó la Comisión Europea el 28-3-2011 cuyo subtítulo es: Hoja de ruta hacia un espacio único europeo de transporte: por una política de transporte competitiva y sostenible.

En el anexo I de dicho documento se presentan las iniciativas más importantes entre las que cabe destacar:

  1. La creación de un espacio único de transporte.
  2. El fomento del empleo y de las condiciones laborales de calidad en el sector.
  3. Mejorar la seguridad en el transporte.
  4. Incrementar la calidad y la fiabilidad del servicio del transporte.
  5. Crear una política de investigación e innovación en el sector.
  6. Fomentar la sostenibilidad de la movilidad.
  7. Integrar la movilidad urbana.
  8. Conseguir una cohesión territorial y un crecimiento económico a través de las infraestructuras de transporte.
  9. Crear un marco de financiación de la infraestructuras.
  10. Otorgar una mayor dimensión exterior a la visión europea de la movilidad y del transporte.
  11. Crear una política de precios que elimine las actuales distorsiones.
Si nos centrándonos en la última iniciativa de este listado, la Comisión Europea establece dos fases para implantar una política de precios del transporte en todos los Estados de la Unión. En una primera fase (hasta el año 2016) los Estados miembros deberán reestructurar las tasas e impuestos aplicados al transporte de forma que respalden los objetivos planteados. Los costes totales del transporte también deberán incluir costes de infraestructuras y costes externos, lo cual implicará la revisión de la fiscalidad aplicada a los combustibles, potenciando el menor consumo energético y la menor producción de CO2 en los medios de transporte. Se subordinará la tributación de los vehículos al rendimiento ambiental revisando el régimen del IVA aplicado al transporte de pasajeros, así como la tributación de los vehículos de empresa, con el objetivo de favorecer la difusión de los vehículos limpios en el mercado del transporte.

Progresivamente se aplicará un gravamen a los vehículos pesados por el uso de las infraestructuras en sustitución de las tarifas actuales (la implantación de la euroviñeta va en ese camino) con una mayor o menor reacción social en los Estados de la Unión. A partir de este documento se puede intuir cómo nos encaminaremos hacia una estructura tarifaria común europea que incluirá la compensación por el desgaste de las infraestructuras, por la generación de ruidos y por la contaminación ambiental que producen los transportes.

En un futuro próximo aparecerán nuevas directrices europeas que articularán toda esta nueva estructura tarifaria y que obligará al sector a adaptar sus medios de transporte, porque en caso contrario los transportistas perderán competitividad con la nueva estructura tributaria y previsiblemente el uso de las redes de transporte será más caro para todos sus usuarios.

En la nueva versión del libro blanco del transporte se indica que en este proceso de internalización de los costes, que hasta ahora no se venían contabilizando, se aplicarán principios comunes a todos los medios de transporte, pero cada uno con sus "especificidades". (Habrá que ver a qué se refieren exactamente al hablar de las "especificidades" con el desarrollo de la normativa). Estoy seguro que en ese terreno es donde mejor se moverán los lobbies europeos del sector. Las leyes para el pueblo y los reglamentos para los especialistas... El documento también alude a la necesidad de establecer nuevas directrices que aclaren las posibilidades de financiacion pública y privada en diversos ámbitos de las infraestructuras del sector del transporte. Aclaración que buena falta nos hace a la vista de la experiencia conocida.

En una segunda fase (desde el año 2016 hasta el año 2020) se ampliará este proceso de internalización de los costes externos a todo el transporte por carretera incluyendo a los turismos, así como al transporte ferroviario. Se ampliará esta política tarifaria y tributaria a puertos, aeropuertos y al tráfico marítimo desarrollando "medidas de mercado" con el objetivo de reducir las emisiones GEI (gases efecto invernadero). Supongo que para esta segunda fase los legisladores europeos esperarán a ver los resultados de la primera fase con la que redefinir e incluso modificar las propuestas presentadas hasta el año 2016. Está claro que la Comisión Europea propone, pero será la sociedad quien disponga (y no estoy pensando en la parte de la sociedad que forman la mayoría de los ciudadanos).

En conclusión, la Unión Europea está decidida a modificar la estructura del transporte europeo. Este cambio sistémico para todo el sector seguro que generará a medio y corto plazo confrontación y controversia por parte de quienes se verán más afectados en sus modelos de negocio. La implantación de la euroviñeta en Francia ha sido un claro ejemplo, la ralentización de algunas medidas impulsadas por la Comisión Europea que han propiciado determinados lobbies de fabricantes de coches también son otra muestra de esta lucha de intereses.

Los poderes públicos deben recoger y articular las necesidades que demanda la sociedad, concretar los objetivos y marcar los principales hitos tratando de causar el menor impacto negativo en los sectores productivos del transporte, pues es un sector estratégico para el futuro de la UE. La transición del modelo de transporte y movilidad debe consensuarse con los agentes implicados en ese proceso, por supuesto, pero sin perder de vista el objetivo al que no hay que renunciar: conseguir el cambio de modelo. 








Licencia de Creative Commons


Otros artículos relacionados:
¿Hacia qué modelo urbano nos dirigimos: La Ciudad Mundial o las Ciudades Mundo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...